Cuánta razón tenían, sí, los doctos
filósofos sagaces de la amántica
cuando filosofaban que en romántica
se pueden prometer sólo momentos
Y de dos que se quieren uno más
ama, y el otro casi nada o nada
Una es el alma infiel y afortunada
fiel la otra y desdichada, cruel jamás
Pues de dulces crueldades Uno vive
y sin esfuerzo Otro ama a veces
siendo, más bien, a no sufrir proclive
no pierde el tiempo con ridiculeces
en espera quizá de quien cautive
su ser y la miel cóbrele con creces
Sunday, September 03, 2006
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